domingo, 10 de julio de 2011

"Surrendered Wives": el regreso de la sumisión

Orquídea Fong

He estado leyendo estos últimos días sobre una nueva onda desatada en Malasia, Singapur e Indonesia entre grupos musulmanes: "esposas obedientes". Y digo que es nueva onda porque según yo no quedaba ninguna mujer en este mundo que le gustara estar sometida.

Según yo, (ah, ingenua), la mujer que estaba sometida lo era porque no le quedaba de otra, por ignorancia, por trauma psicológico, por falta de autoestima, por miedo, por pobreza. Según yo, cualquier mujer que tuviera la mínima oportunidad de sacudirse el yugo, lo haría sin dudarlo.

Pero no. No contaba yo con la complejidad infinita de la mente y la psique humana. Así como existen sujetos que se llenan la boca con expresiones como "nuestro Señor Presidente Licenciado Don Fulano Fulánez", gustosos de sentir sobre de sí mismos la autoridad de otros, así todavía hay mujeres que gustan de sentir que su marido las domina. Estará en la programación genética quizá, ya que, si existen  MACHOS, lógicamente, también existen HEMBRAS. O, como en este caso, esta actitud es resultado de la religiosidad. Y por lo que he visto, el ser humano logra ser feliz cuando cumple los preceptos que cree correctos, por más estúpidos, ilógicos y fumados que sean a los ojos de los demás.

Pues sí, en Malasia se creó, lo habrán leído, un "Club de Esposas Obedientes", regidos por los principios coránicos que aseguran que la mujer fue creada para dar placer al hombre. No digo que no está bien que el hombre se complazca en la mujer (el que quiera, claro, que hay hombres que gustan complacerse en otro hombre). Lo chafa es que el que la mujer obtenga placer no aparece por ningún lado, excepto por el de ser una buena sierva. La satisfacción de servir a su marido, parece, es el principio y fin de su placer y felicidad.

¡No lo pueden evitar!
Lo chistoso--por llamarle de alguna manera--es que nadie les está imponiendo a estas mujeres ser obedientes y sumisas. Ellas solitas decidieron que ya era hora de meterse al orden. Además de la premisa básica de ser "obedientes", el club se trata de convertirlas en las proverbiales "damas en el salón y putas en la cama", expertas en técnicas sexuales, para tener al marido feliz y AYUDARLO a que no sea vea OBLIGADO por el peso de sus incontrolables impulsos sexuales de hombre a andar por ahí violando mujeres o niñas. De verdad. Ellas así lo han dicho.

Las autoridades policíacas de Ciudad Juárez y algunos jueces de varias partes del mundo estarían, sin duda, felices, ya que estas mujeres confirman esa bonita creencia de que el hombre, el varón, nomás no puede controlar sus instintos sexuales, que TIENE que copular cuando le agarren las ganas. Y que si viola, es porque andaba urgido y la mujer lo provocó. O no andaba urgido, pero ella lo provocó.  O no lo provocó abiertamente, pero lo estaba pensando, segurito. Que, como decía una vecina mía, "él es un gallo, que se cuiden las gallinas".

Una mujer que tiene a su hombre bien atendidito, no sólo cumple como esposa, además, hace un bien a la sociedad, ya que no manda a la calle a un monstruo de pasiones, sino a un ser humano relajadito que no necesita violar a nadie. Según las esposas obedientes malayas, su noble actividad reducirá el índice delictivo, pues todo crimen, dicen, tiene detrás a un varón insatisfecho sexualmente.

Lógicamente, existe en Malasia (país mayoritariamente musulmán)  mucha preocupación por parte de grupos de derechos de las mujeres, ya que piensan que esto hará retroceder al país y quizá, llevará a un fundamentalismo del que sufren países como Afganistán. Sin embargo, hay que reconocerlo, estas mujeres están en su perfecto derecho de entrenarse como "prostitutas de primera clase" y convertirse en las "prostitutas de sus maridos". No violan ninguna ley y están en el ejercicio de su libertad religiosa. Además, aseguran y juran por lo más sagrado, que así se sientes bien felices. Les creo, bien por ellas. Nomás con que no les dé por empezar a hacer cruzadas y guerras santas, todo está bien.

También en USA
No, esta sumisión no es exclusiva de las mujeres musulmanas. En el país cuna del feminismo tenemos un nuevo "movimiento" llamado "Surrendered Wives". La palabra "surrendered" significa: derrotado, vencido, entregado, sometido. En español el movimiento ha adoptado la acepción menos dura y se hacen llamar "Esposas entregadas".

Las "Esposas entregadas" tienen un conjunto de principios, conceptos o dogmas más amplio y complejo que el de las "Esposas Obedientes". Como muchas cosas en ese bizarro país vecino nuestro , nació de un libro que fue éxito de ventas, hecho por una tal Laura Doyle, quien ¡claro! ya se encuentra ahorita dando seminarios y "terapias" a pasto. (Moraleja: todo puede volverse un seminario). Muchas otras fulanitas se han subido a la cresta de la ola y tienen sus changarritos y blogs también.

Ciertas cosas que dice Doyle suenan bien cuando no se las analiza a fondo. Llama a su propuesta "Surrendered Wives" porque dice que su propuesta es que  la mujer deje de ser una controladora, una regañona, para no echar a perder todo. Soltar el ansia de poder, de organizar cada detalle de la vida de la casa y de su marido. Que la mujer que no se relaja, que todo lo critica, que no deja a su marido tomar ni una decisión arruina su matrimonio. Obvio. ¿Quién puede vivir con una persona así de neurótica? Hasta aquí las cosas suenan razonables.

Claro, todo empieza a valer queso cuando nos preguntamos ¿y si es el hombre el controlador, el criticón, el dominante? Bueno, nos dirían las esposas entregadas, (encontré muchas opiniones en diversos blogs)  es DIFERENTE, ¿verdad? Él es hombre. El hombre tiene que dar órdenes, tomar todas las decisiones, todo se le debe consultar,es el jefe de la casa, "he wears the troussers", es decir, "él lleva los pantalones".

Dicen las apologistas de Laura (no he leído el libro, solo reseñas, por lo que mi información es incompleta), que la culpa de todo la tiene esa costumbre que muchas mujeres han agarrado de salir a trabajar. Que como muchas son jefas, tienen empleados, son presidentas y vicepresidentas, al llegar a su casa quieren seguirse portando como si fueran las jefas. Vaya lógica.

No tengo nada en contra de mejorar nuestras interacciones bajándole a la histeria. Si esposo o esposa  se la pasan en el quejumbre, la crítica, el reclamo, la descortesía, pues no habrá paz ni felicidad. Aquí el punto es que NUEVAMENTE el 100% de la responsabilidad es de la mujer. ¿Que tu marido es un gruñón? Pues aprende a sobrellevarlo con "inteligencia femenina". ¿Que la gruñona eres tú? ¡Pues cállate la boca, mujer! ¿Qué no ves que molestas? Y no es que te pongas a pensar en las razones profundas de tu descontento, de tu neurosis, de forma que en realidad resuelvas tu problemática. No. Se trata de que te calles, porque estar criticando "no es femenino". Y verás que si te callas, si la llevas con suavidad, si le da en todo el lado a tu marido, el matrimonio resucita.

Garantía de felicidad
Como en todo "movimiento" generado en Estados Unidos, hay cientos de "testimonios"  e historias de éxito. Mujeres que relatan que en cuanto dejaron de ser unas "arpías", todo fue amor y felicidad. Qué bueno. Pero también hay historias de esposas que cuentan, llenas de orgullo, que su marido decide todo: como deben peinarse, maquillarse y vestirse, a qué amigas frecuentar, que película ver en el cine. Ella puede externar su parecer, (no es una esclava, no), pero la decisión final siempre será de él.

En muchos casos existe una relación religiosa también. Muchas esposas entregadas de Estados Unidos suelen citar la Biblia en las conocidísimas partes que hablan de que la mujer es adorno del varón, que el varón es cabeza de la mujer y todo eso. Lo más extremo que vi fue un video donde una esposa relataba que su esposo, abogado de mucho éxito, le deja todos los días una lista de lo que debe de hacer: lavar, planchar, lavar las ventanas, hacer pares de calcetines y que ella está muy a gusto con eso, ya que tener el día ocupado la hace sentir "realizada y útil". Al parecer, el esposo, que conduce un carísimo auto deportivo, no contempla ni por asomo, pagar ayuda doméstica para su atareadísima esposa.

Según Laura Doyle, ella no promueve la sumisión de la mujer, sólo que "ceda el poder". (¿Soy yo, o es lo mismo?) Además, por supuesto, establece que jamás hay que negarse al sexo, hay que tener la casa limpia y darse cuenta que la labor de traer el dinerillo a casa es del hombre.

Aclara que no busca la autonegación de la mujer: que ella propone que la esposa se atienda a sí misma, que cubra sus necesidades para ser una persona sana y equilibrada. No he leído el libro, como dije arriba, por lo que no puedo asegurar que efectivamente, su propuesta no sea un machismo disfrazado de terapia matrimonial. Solo he podido leer lo que se ha publicado en torno al libro y a los diversos grupos, seminarios y blogs que han surgido a raíz de él y con lo que he leído me llevo la impresión que he reseñado. Veremos.

Léanse este link, sobre la historia de Laura Doyle. Está en inglés.

5 comentarios:

  1. Primera cuestión: ¿dar seminarios y "terapias" y bla no se considera trabajo? ¿O ella es especial por estar predicando la palabra?

    Supongo que sería interesante leer el libro, si mi cerebro no se atraganta primero, ante esa idea. Nunca he pensando que hombres y mujeres sean iguales partiendo del hecho de que física y biológicamente somos diferentes, pero tampoco creo que uno sea inferior al otro ni que tenga que ser sumiso o sumisa

    Como siempre creo que haces un buen análisis a partir de la info que tienes. Me siento algo shockeada, pero es bueno, algo que no causa reacción es o porque mi cerebro lo descartó o porque no entendió :P

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  2. YA después leyendo otras cosas encontré que esta mujer SI trabaja, pero le entrega su dinero a su marido para que él lo administre a su parecer.

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  3. Yo vi el documental y mi cara se quedó así O_O. Es cierto que las mujeres y los hombres no somos iguales, somos diferentes. Peero no es justo que por ser mujeres tengamos que estar sometidas a lo que el hombre desee: qué nos digan cómo vestirnos, qué comer, qué pensar....eso es ser una Barbie literalmente. También el otro extremo es malo. Querer controlar al hombre no es bueno. Todo ser humano debe ser independiente sea hombre o mujer. Me gustó tu reflexión y estoy totalmente de acuerdo. Aunque, cabría preguntarse el por qué ha surgido este movimiento. En especial, en el país "de primer mundo", USA.

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  4. pues pk el feminismo ha hecho tanto daño q hay muchas mujeres q no desean eso, y desean que su hombre este feliz, por eso ha surgido scarlett, pk aveces la mejor forma de ser feliz es no protestar por todo y cerrar la boca ayuda.

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  5. así es estoy segura que tanto el machismo como el feminismo están destruyendo el vinculo de el matrimonio, las mujeres y los varones somos diferentes y no por que uno se mas superior que otro solo que nuestra forma natural asta de pensar sin diferentes, me encanta el documental sobre
    le tema alguien sabe como bajarlo en pdf en español.

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