El cuerpo en paz,
el pensamiento esclarecido,
un reposo no ganado
con dolores o trabajo.
En una lucidez de lo imposible
libre de ser algo, alguien,
derramo mi estadía reconstruida.
Ausculto mi mente,
acaso tambaleante.
En letras,
en palabras
se gesta una urdimbre explicatoria
--afán terco--.
Alta grita la luna,
llena,
como mi cuerpo rotundo,
terrenalmente anclado,
buscador del goce,
dedicado al placer del viento,
del frescor,
del abrazo.
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