La democracia mexicana es débil, adolece de corrupción, de violencia, de derechos que el Estado no puede garantizar, de legisladores que entienden su puesto como un negocio particular. Una vía para avanzar sus intereses personalísimos y también, -el recuento no es exhaustivo- de una ciudadanía inculta y poco entendida, que no asume la importancia de la crítica, de la evaluación, de exigir resultados, de participar en la “razón pública”. En este tenor, digamos que tampoco los políticos están acostumbrados a que los escruten, no dudamos que sea parte de la herencia autoritaria.
A sabiendas del pobre debate que alimenta la discusión sobre el interés común y en nuestro carácter de ciudadanos, intentando ejercer nuestra civilidad, señalamos con cierto ahínco un caso muy concreto que nos llamó la atención, todo a partir de una serie de artículos publicados en distintos medios de comunicación. Nos referimos al Caso Mendicuti.
Edith Ruiz Mendicuti, diputada de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), reconoció públicamente que no le interesaba presidir la Comisión de Cultura de la ALDF, sin embargo, fue la que “le tocó”. La diputada también afirmó que no leía novelas, confundió a José Emilio Pacheco con Tennessee Williams, sugirió prohibir el perreo en las escuelas (http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=542154) bares y cantinas, e insinuó que sería mejor que los niños se vistieran de charro.También propuso un exhorto (http://cdn.animalpolitico.com/blogueros-el-congal-postapocaliptico/files/2011/06/323302034.png) para que la Secretaría de Gobernación clasifique la música y así se evite, según ella, que el Heavy Metal (entre otros géneros) llegue a los adolescentes y se convierta -afirma la diputada- en una mala influencia para ellos.
A esto se sumó la circulación de una versión no corroborada y aparentemente falsa (publicada por El Universal (http://www.eluniversal.com.mx/cultura/65569.html)) de que ganaba 400 mil pesos, esta versión encendió los ánimos de muchos, que sea falsa no demerita nuestras exigencias. La diputada recibe un salario de poco más de 50 mil pesos y, eso sí, cerca de 180 mil para su módulo de atención ciudadana. Por supuesto, no rinde cuentas claras de cómo utiliza estos recursos, no está obligada por las normas de la ALDF.También se hizo público que empleó a su prima Silvia Ortíz Mendicuti como coordinadora de dicho módulo, este último dato de nepotismo está comprobado, basta revisar la información pública que se encuentra en la página de la ALDF.
Además de todo lo anterior, Mendicuti es la legisladora que, sin justificante alguno de por medio, acumula más faltas en la Asamblea (no asistió a 14 de 15 sesiones). Es preocupante que a pesar de que el artículo 24 de la Ley Orgánica de la ALDF sea explícito al respecto, no se hayan tomado las medidas que la propia ley señala:
Artículo 24 .-El Diputado que no concurra a una sesión del Pleno, sin causa justificada o sin permiso de la Mesa Directiva, no tendrá derecho a la dieta correspondiente al día en que falte. . . exceptuando las inasistencias por causas médicas, los diputados no podrán justificar más de cinco ocasiones consecutivas en un mismo periodo ordinario y en más de tres durante la diputación permanente. . . El diputado que no asista a reuniones de Comisión o Comités y reúna más de tres faltas consecutivas, sin justificación alguna, causará baja de la misma, la cual, será notificada por el Presidente de la Comisión o Comité respectivo ante la Comisión de Gobierno y avalada por el Pleno de la Asamblea Legislativa
Por todo lo anterior, nos pareció un caso suficientemente nítido como para utilizarlo en nuestros reclamos ciudadanos. Así, pensamos que debíamos exigir que justificara su posición diciéndonos por ejemplo, a quiénes contrató para que fueran sus asesores y con qué credenciales cuentan, o bien, que renunciara a presidir la comisión de Cultura.
Publicamos una carta en http://www.ipetitions.com/petition/justificacionorenuncia/ que ha reunido hasta el momento 596 firmas, entre las que se encuentran las de ciudadanos notables, con amplia trayectoria en el ejercicio de cultura, las artes y la creación literaria, periodistas, locutores y cientos de ciudadanos que expresan su indignación mediante una silenciosa rúbrica electrónica. La diputada, por supuesto (no están acostumbrados a que los escrutemos), dijo que buscábamos hueso y que éramos los de siempre, no contestando absolutamente nada de lo que se le pidió en el documento.
En el camino fuimos averiguando detalles: el nepotismo no está prohibido en la ALDF, así que la diputada no actuó de forma ilegal, aunque sí de manera inmoral, al contratar a su prima. Averiguamos también que amenazó con renunciar al PRD, pero debido a que en esta legislatura la mayoría de dicho partido en la Asamblea es mínima (basta la baja de un diputado a la fracción para que esta se esfume), el Jefe de Gobierno se reunió con ella y la convenció de quedarse. Esto último, echó luz a lo improcedente de nuestra exigencia: la diputada, sin quererlo, es pieza clave en el equilibrio de dicho organismo local, casi podemos decir que su renuncia a la Comisión no depende de ella.
Todo lo anterior nos hizo pensar que más que centrarnos en la renuncia de la diputada a la Comisión debemos exigir que la Ley Orgánica y el Reglamento Interno de la ALDF establezcan un procedimiento claro y basado en méritos para elegir a los presidentes de todas las comisiones. Además, nos parece fundamental que hagan obligatorio que las comisiones contraten asesores expertos en la materia de cada una. También es necesario exigir que se prohíba el nepotismo en todos los niveles, no sólo para cargos como la Oficialía Mayor. Por otro lado, es indispensable que se establezcan los mecanismos para que los diputados y la Asamblea rindan cuentas de cómo utilizan, por ejemplo, las prerrogativas que se otorgan para cada uno de los módulos de atención ciudadana, no es posible que se siga utilizando el dinero público como si fuera privado.
Seguiremos exigiendo. El caso de la diputada Mendicuti no es de ninguna manera aislado, si bien ha servido para manifestar rotundamente nuestro repudio e indignación a la forma en la que se hace política. La labor de construir una sociedad menos injusta está en nuestras manos, asumamos la responsabilidad de exigir, tomemos la iniciativa de impulsar leyes desde la trinchera ciudadana. Podemos, la pregunta es: ¿Quién se suma?
Atentamente.
Luis Muñoz Oliveira, Orquídea Fong, América Pacheco, Ana Laura Santos, Ari Volovich y quien se sume.
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