Es la “salvadora”, la madre misericordiosa. Acude
prontamente al llamado de sus fieles, con tan sólo ser pronunciado su nombre.
Se le han construido templos en todos los rincones de India, China, Japón,
Malasia, Indonesia, Vietnam, Filipinas, Singapur, Taiwán y Tíbet. Se dice que
prácticamente en cada hogar de Asia tiene un altar. Es la protectora de los
niños y las mujeres, de los marineros y los hombres de negocios. Es la Deidad
del Arroz. Es sanadora, exorcista, partera, patrona de causas perdidas. Acompaña
a los muertos al cielo y quita el pecado de las almas.
Se la llama, según el país, Kuan Yin, Kwannon, Guan Eum,
Quan Am … “la que escucha el lamento del mundo”. Es, sin lugar a dudas, la
deidad más amada de toda la teología budista-taoísta. La tercera parte de la
población mundial, más de dos mil millones de personas (incluida quien esto
escribe), la veneran, la aman y ponen en ella su confianza. Es la Diosa de la
Misericordia, la más alta virtud que puede alcanzar un ser humano, según el
pensamiento budista.
La evolución de la figura de Kuan Yin es larga y tiene
puntos inciertos. Existe mucho debate entre los estudiosos sobre el origen de
esta devoción. Se dice que su culto comenzó en la India, como parte del
budismo, y que en dicho país tenía el nombre
de Avalokitesvara, siendo entonces considerada una deidad masculina. Al
pasar el budismo a China (lo que ocurrió en diversos momentos históricos y en
diferentes lugares) el culto a la deidad de la misericordia se extendió
también. “Avalokitesvara” es una palabra sánscrita que significa “el que
escucha el llanto del mundo” y Kuan Yin es la traducción de dicho concepto al
chino. El término “Kuan Shih Yin”, otra forma de nombrarla, significa “Buda
Kuan Yin”.
Pronto, se representó a Avalokitesvara también como mujer o
como andrógino. La noción era que un buda, al estar libre de las ataduras de la
carne, no posee género definido. Pero la preferencia popular la hizo una deidad
femenina, por asociar sus cualidades de bondad y compasión con la más elevada
naturaleza de la mujer. El pueblo se hizo así de una madre protectora y amante,
que ama a sus hijos sin importar lo que ellos sean.
Existe otra explicación al origen de Kuan Yin. Se la asocia
con una doncella santa, una monja budista china llamada Miao Shian, cuyas
muchas virtudes y buenas obras la hicieron alcanzar la iluminación.
Al lograr este estado de pureza, se convirtió en Diosa,
siendo llamada Kuan Yin. La leyenda de Miao Shian tiene diversas versiones. En
algunas de ellas no existe relación alguna entre la doncella china y Kuan Yin.
Se cree que la asociación de ambas figuras es una forma en que los budistas
chinos quisieron hacer de la Diosa de la Compasión una deidad nacional.
Kuan Yin es accesible, a diferencia de otras deidades.Hay
escritos donde se dice que ella prometió acudir al auxilio de cualquiera que
pronunciara su nombre. Otras deidades requieren largos rituales para acercarse
al ser humano. Ella está ligada a la humanidad por un voto de amor: ha
prometido, dicen las sutras budistas, no ingresar al Nirvana (que se ganó desde
tiempos inmemoriales) hasta que todos y cada uno de los seres humanos hayan
alcanzado la salvación.
Kuan Yin se representa de diversas maneras según el aspecto
que se quiera resaltar de ella. La encontramos en pinturas o esculturas,
sentada sobre una flor de loto. También de pie, con las manos en una postura
yoga, con una canasta de pescado o viajando sobre un dragón. Estas
representaciones aluden a diversas leyendas originadas por milagros hechos por
la diosa.
A ella se la asocia fuertemente con los niños. Se le
encomiendan, para protección, los bebés recién nacidos y las mujeres que no
pueden embarazarse peregrinan hacia alguno de sus templos para solicitar les
sea concedido un hijo.
Ella es la madre misericordiosa que ofrece amor
incondicional y perdón a las sufrientes criaturas humanas. Sus devotos saben
que ella estará con ellos hasta que la rueda de las reencarnaciones se detenga
y este mundo llegue a su fin.
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