martes, 13 de agosto de 2013

Primavera

1
Alturas, dulces vientos lejanos.
Alturas del aire en donde aves paseantes,
punzantes, cumplen su ruta admirable,
pasajera.

Olores propios de una primavera migratoria
se colocan en diversos puntos del día.

Olores ondulantes,
de rama en rama,
de hoja en hoja.

Las casas no acusan la primavera; ante el sol,
a lo largo de la calle, están ahí. No hay más.

Alturas vírgenes que en exaltación
forman parte de sueños inmodestos.

Olores viajando y tocando ese punto señalado
en donde la memoria pierde sus muros
y mana incontenible.

Años ha. Años ha de todo esto.
Eternidad del laberinto espeso,
de la cruda prueba que siempre se repite.

Sólo el reposo de esta estación nos renueva.

Otras primaveras, disueltas ya,
en las olas del viento vuelven.
¿Quién creería lo que entonces sabíamos posible?

Vuelven a cubrir las calles como antaño
y se posan en mí, en mis ventanas,
en tus puertas; en toda persona que desde hace años
anhela y espera.

Pero somos ingenuos al no saber
que no sólo el inmoderado anhelo, el denodado esfuerzo cuenta.

Eso que quieres, eso que quiero, que buscas,
que buscamos todos poseer al desasirlo de donde 
se encuentre preso, existe.

Y piensas, pensamos, que el anhelo es un sendero.
No.
Tal vez, solo tal vez, 
la espera lo sea.

2

Es primavera, repetidamente lo es.
Los olores se pasean, caracoles,
recintos de árboles ya idos,
ancestrales primaveras caudalosas.

Se vuelve a creer.
Siempre se cree otra vez.

Sobre esta calle cae la primavera
y hace lo que puede por los pequeños jardines.
Hay una palmera sorpresiva,
extraña en esta calle,
solitaria y digna.

Es un dolor y una dicha esta palmera,
aquí, tan lejos del mar;
como por si existir en esta simple calle
cualquier cosa fuese posible.

3

Alturas de aire. De nubes, de aves paseantes.
Sopla el viento primaveralmente. Distintamente. Con bondad.
Desde el lugar de siempre, 
los sueños de siempre inician su ruta.

Como si todo fuese posible: así huele el viento.
La jacaranda derrocha flores 
y eso es una alegría.
Estación fugaz.

Alturas sin medida. Sin nombre.
Deseo de viento, de estallido.
Impulso ondulante de ola.
La memoria es manantial de aguas de antiguas primaveras.

Años ha de migraciones similares.
La danza de parvada vuelve infaltable.
Se vuelve a creer.
Buscas, busco la hebra del tapiz perdido,
del sueño castigado, estación tras estación.


Más es primavera y el anhelo se redime.

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